domingo, 16 de mayo de 2010

agosto está ardiendo, desde lejos

Eres el infinito. Por que puedo conocer cada parte de tu vida sin estar a un milímetro de ti. Y puedo deshacerme cuando te escucho sin tener que apretarte fuerte. Y a pesar de odiar la palabra verano porque a día de hoy se hace triste, la recuerdo sin esfuerzo si soy capaz de memorizarte. Aún te veo aquella noche preguntándome si sabía tocar la guitarra. Y sonreí, sabiendo que desde aquel día no volveríamos a olvidarnos de nuestro verano. Nuestro verano no tiene fin, querida amiga. Conozco tu calle, tu casa, y hasta tu habitación sin haberla visto. Sólo con oírte y querer darte ocho mil ochocientos abrazos se me dibuja tu mundo entero. Es como si un día nos hubiéramos intercambiado y te hubieras quedado aquí para siempre. No existen distancias si hablamos de nuestra ciudad del viento. Ni trozos sin oler a salitre. Verdadera e infinitamente, esto es el verano. Tenerte tan cerca y a la vez tan lejos y saber que tendrá que pasar otro año para vivirte.
Fíjate que te tengo aquí al lado, que hasta mis gafas te echan de menos cuando se quedan solas en la mesilla de noche.
Cada hueso grita a voces que quiere que llegue el maldito 1 de agosto.


1 comentario:

  1. Bonita la amistad que formaste allá en tierras asturianas, bonita y fuerte...admirable rubia.
    Te quiero, Felicidades

    ResponderEliminar

granitos de arena que se cuelan entre las sábanas