miércoles, 17 de junio de 2009

Camino interminable


Andaba sola en aquel vago camino haciendo eses y sin equilibrio.
No me preguntes cuanto tiempo estuve, pero vi salir el sol una y otra vez, florecer las flores y cantar a los pájaros mil primaveras.
Fue tanto el tiempo que me atasqué en el sendero, que cuando quise volver a casa era demasiado tarde. Caían las primeras gotas de lluvia, y ahí me quedé, helada, y sin paraguas.
Llegué a estar tan encharcada, que no notaba el frío. Los labios me ardían de la escarcha de la
mañana, y las manos estaban tan blancas como la nieve que había debajo de mis pies.
Sin embargo, a pesar de la mala estancia, no me planteé volver. Es extraño, pero me había acostumbrado a lo inevitable.
Conseguí resguardarme en una casita cerca de allí, sin alejarme demasiado, y allí pasé el invierno. Pero no me sentía a gusto cuando volvieron a florecer las flores, y volví a ver cantar a los pájaros, y susurrar al verde de los prados. No, ya no estaba a gusto, necesitaba volver a casa y olvidarme de todo aquello.
Tres días después me fui, no me costó hacerme a la idea una vez que lo había planeado. Al salir me dejé la puerta entornada, sin darme cuenta, y bajé por el camino donde empezó todo. Me despedí de las cosas que habían sido mías durante mucho tiempo, y miré hacia atrás por última vez. ¡Me había dejado la puerta entreabierta! Volví rápidamente a cerrarla para no volver nunca más.
De nuevo crucé el camino, pero esta vez no miré atrás.


1 comentario:

  1. Esencias de verano , vuelve a sus raices.
    Intentalo yo lo haré contigo.
    Volvamos a casa después de ese largo sendero
    :)

    Atocha te quiere.

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granitos de arena que se cuelan entre las sábanas