lunes, 25 de enero de 2010

Futura energía magnética

Ha sido como caminar sin zapatos. Como encontrar piedras y tropezar siempre que sales un domingo. Como leer un libro en inglés con un montón de palabritas raras que nunca has escuchado. Ha sido como cuando quieres participar en un concurso y te lo impide tu minoría de edad. Siempre me interrumpía algo. ¿Sabes? hoy fue uno de esos días.
Hoy, nada más salir de casa perdí el bús. Sé que me pasa muchas veces, pero es que eso no fue todo. Lo dicho, perdí el bús y tuve que ir andando hasta la Oficina de Correos. A mi nunca se me dio bien correr, así que cuando llegué ya estaba cerrada. Por lo tanto, un sábado más llego tarde a mandar todas esas cartas pendientes. Después fui a la cafetería de al lado de la tienda de telefonía, y encontré a Pancho, ¿sabes? ese que hizo cuarto con nosotros. Ese tan pesado que no paraba de hablar y hablar y llegó a contarnos cosas que mejor haber vivido desconociéndolas. Pues sí, me lo encontré hoy, y claro, ya te digo, yo callada toda la conversación, y el contándome qué carrera estaba haciendo, -que por cierto, es la misma que la tuya- y lo bien que le iba con su nueva pareja. Me preguntó por ti, pero le dije que hoy trabajabas, porque si no, aquí le tienes hablándote a ti de su vida. Me debes una eh, sabes que me la apuntaré.
Cuando he salido de la cafetería, habiendo recogido con el dedo meñique los granos de azucar que quedaban en la mesa, después de haber descansado de la compañía de Pancho, he ido a la librería, la que prometimos comprar y llevar nuestro propio negocio, sí esa, la de la calle Camelias. Estuve hablando con la chica, pero la veo muy desconfiada, creo que piensa que somos demasiado jóvenes y que no podríamos sacarla adelante... Tienes que venir tú conmigo Quique, que a ti seguro que te hacen caso.
Después de esa desilusión me senté en el bordillo mientras te esperaba, observando a la gente, como siempre. ¿Sabes? odio cuando llueve y precisamente los que no tienen paraguas se apartan de los intolerantes que andan ocupando toda la acera, y bajan el bordillo y siempre, no sé como lo hacen, pero siempre caen en un charco.
Menos mal que has venido, ya te echaba de menos. ¿Ves? ¿mi día has sido de perros o no?
Ya lo dije cuando te conocí cariño, eres pura energía magnética.

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granitos de arena que se cuelan entre las sábanas