lunes, 22 de marzo de 2010

Me he tirado media vida viviendo en Madrid y otra media volviendo a ella; unas veces por morriña. y otras por necesidad propia. Hace poco leí uno de los libros que guardo cubierto de polvo en el estante del fondo de la habitación verde (donde solíamos gritar) que dibujaba la ciudad de la cual se había alejado el autor de una manera mucho más mágica de la que podía ser. Aprendí que lejos de nuestros sueños somos capaces de describirlos mejor y más bonitos.
Siempre será mi ciudad del viento,
para siempre.

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granitos de arena que se cuelan entre las sábanas