adelantos

mmm, huele a sandía, me repites cada vez que ponemos un pié más allá de tu portal, por que dices que empieza el verano antes de tiempo, y a la vez, se esconden las palabras y los días se llenan de olor a palomitas y de sonrisas de kilómetro y medio, porque te gusta dar explicaciones por todo, y a mi mirarte mientras te muerdes el labio inferior cuando piensas lo que vas a decir, y muchas veces, agachas la cabeza y sé que me mientes y entonces me gusta mirarte con cara de incomprensión y que me hagas cosquillas mientras se oye el sorbo repetitivo de la maldita pajita del café para llevar, aún así te confieso que ayer, cuando salimos de tu casa y volvimos a oler a verano por primera vez en todo el año y lo adelantamos para nosotros solos, volvía a echar de menos que dijeras que querías tomarte uno de esos helados de medio litro en la tienda que solía estar a cuatrocientos kilómetros de distancia, pero que era donde más grandes y baratos salían, y yo te seguía, y disimulaba de que te quería, y a la vez me derretía en vena mientras caminabas con una mano a modo de visera, porque siempre olvidabas las malditas gafas de sol,

no sé lo que daría yo por retener los veranos,

incandescentes,