No recuerdo cuando fue el primer día de primavera. Pero yo ya saboreo mis ganas de encontrarte de frente, y controlarme para no despedazarme mientras me miras achinando los ojos. Sé que a lo mejor es demasiado tarde. Que somos demasiado lentos. Ya no sé ni escribir. Se me han llenado todos los lóbulos del cerebro con tu nombre, y en mayúsculas. Me es imposible crear dos frases de más de una línea. Espero que me entiendas algún día.
PDT: Sigo escribiéndote cartas que nunca llegan.
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granitos de arena que se cuelan entre las sábanas