martes, 7 de septiembre de 2010

vidas cruzadas I



Sales de trabajar. El ruido de la calle hasta te relaja. Respiras. Fuerte. Con todas tus ganas. Nunca te consideraste el mejor en lo que hacías. De hecho nunca te consideraste nada. Ahora vuelves a respirar. En realidad no eres tan poco cómo te pintas. Son las tres, y aún no has comido. Se arremolinan las hojas en la carretera, el viento las esparce, se oyen sus crujidos. Tú piensas que se quejan, por todo el camino que han recorrido y lo mal que se lo pagan. Siguen volando. Tú mientras mantienes la mirada en la parada del bús. El 38, el que te deja cerca de la facultad. Dónde ves a esa chica todos los días a la misma hora. Ésta vez no está. O la has perdido de vista. No la encuentras. Te pones triste. Quizá ella era la única razón por la que deseabas salir de la oficina. Como todos los días. Ahí afuera no hay nada más interesante. Los perros pasean a sus dueños, y nunca al contrario. Los vecinos ni se miran, porque no se conocen. En la frutería que hay aquí al lado nunca te sirven la fruta con guantes. Y las prendas de los escaparates ya están descoloridas. No es el barrio de tus sueños, seamos sinceros. No es lo que siempre has querido. Pero sigues pensando en esa chica. Que tampoco está a tu alcance. Siempre que te sientas en el asiento de al lado te das cuenta. Camisas de seda, marca y perfumes caros. Estaba tan fuera de lo que tú eras. Aún asi no puedes evitar ir oliendo su olor en el trayecto, mientras ella ni te conoce, ni te mira de reojo un maldito día. Siempre has pensado que no es feliz. Pero tú qué coño sabes, si ni siquiera la conoces.

2 comentarios:

  1. lo más divertido de no conocer a alguien es imaginarse como será.

    claro, que luego llegan las decepciones.
    o no, depende..

    (me encanta tu lista de reproduccion)

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  2. Precioso blog! Me gusta mucho como escribes, te sigo :)
    Pasate! Un beso

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granitos de arena que se cuelan entre las sábanas