domingo, 20 de diciembre de 2009

se nos escapa la vida

Con la frecuencia que salían los anuncios de perfumes en época navideña, yo solía pensar en el típico tema existencial que a muchos como a mi le abordan en el subconsciente. Sí, ese de la soledad, o más bien, el de la suerte. No sé, pero tantas veces como solía repetir los acordes de esa dichosa canción de los Kooks que lograba llevarme al más puro verano en un estrepitoso diciembre, yo me comía la cabeza pensando que sería difícil encontrarle. Era muy difícil buscarle en un país medianamente grande como es el nuestro. Y aunque no lo fuera, me sería imposible buscar a alguien entre tantos otros. Es que, piénsalo ¡por Dios! es tan surrealista... ¿De verdad crees que lo vas a tener algún día? Me decía la vecina del cuarto cuando me pillaba en el ascensor con un bol de palomitas y con la mirada taciturna (supongo que porque sabía que era domingo, y los domingos me gustaba ver películas de domingos tristes, y con ocho kilos de palomitas, y pizza de harina de trigo, claro).
Así que dejé de buscarle, porque quería dejar de ser la típica niña melancólica. Ya que no merece la pena tirarse los domingos enteros pensando en alguien que no existe ni existirá jamás.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

granitos de arena que se cuelan entre las sábanas