sábado, 27 de agosto de 2011

somos millones de notas pegadas en la nevera

Mi vida no era gran cosa. Había aprendido a leer y a escribir, como todo el mundo, a reírme y a llorar cuando hacía falta; a soñar o a caerme; a estornudar y a levantarme. Sabía todas esas cosas por la propia vida. Y un día empecé a ser todas las cosas tristes que hay en mi cabeza. Todas las canciones, las cartas, las fotos. Todas las risas y las lágrimas que tengo dentro. Fue entonces cuando me di cuenta que mi cuerpo era una masa etérea que sostenía cada trocito de todas las personas a las que había conocido. Me había convertido en una inmensa nevera cubierta de millones de post-it de colores, cada uno con las cosas más importantes de mi vida. A veces, cuando pasan los años, y se me pierden algunas de todas esas notas que tengo pegadas a cada poro del cuerpo, sonrío. ¿Se habrá perdido el post-it que pegué a algún poro de tu cuerpo?

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